No te pierdas la entrvista doble que pone cara a cara a Isabel Guedea y Joan Groyzard por la Transición Energética.

Cara a cara: la Transición Energética

La transición energética es uno de los pilares fundamentales, así como un objetivo principal de SOLARTYS. Desde el clúster de la Energía Solar creemos en su importancia y su papel para alcanzar la economía circular que nuestro planeta necesita.

Hoy en día, todavía hay muchos grises alrededor de la transición energética y sus condicionantes. Es por eso que en este formato de cara a cara hemos querido contar con dos profesionales que puedan darnos su punto de vista. Por un lado -representando al sector privado- tenemos a Isabel Guedea, CEO de Endef. Por el otro, en representación del sector público e institucional, hemos podido contar con la colaboración de Joan Groyzard, Director General de IDAE.

1. De todos los aspectos y variables a tener en cuenta cuando se habla de transición energética, ¿cuál crees que es la clave, el punto más determinante, para poder llevarla a cabo? ¿Por qué?

I.G: Creo que un punto clave es la información a las personas y que en base a esa información seamos capaces de evaluar el impacto que están teniendo nuestras decisiones como consumidores de energía y tomemos esos impactos como criterio a la hora de consumir. A mí me gusta hablar de una Transición Energética Democrática, que consiste en un cambio de modelo energético en manos de las personas. Se trata de impulsar una descentralización continua de los sistemas energéticos a través de la eficiencia energética y las energías renovables para conseguir un empoderamiento local y ciudadano. Ya que aunque la tecnología necesaria para llevar a cabo la transición exista ya serán factores sociales, políticos e institucionales los que harán que dicha transición se llegue o no a dar.

J.G: Hablamos de un cambio de modelo de desarrollo como país, que implica pasar de una sociedad sumamente dependiente de los combustibles fósiles a una sociedad descarbonizada no más tarde de 2050. Precisamente porque toda nuestra sociedad y la economía se mueven con la energía, la clave está en ser capaces de generar un proceso de transición energética verdaderamente trasversal. No se trata solo de adecuar la regulación en el ámbito puramente energético, desde la necesidad de dar cabida al avance tecnológico desde el almacenamiento a la gestión de la demanda , a asegurar un despliegue efectivo de renovables que a la vez traslade a la factura eléctrica el ahorro en costes que supone, sino también de que el resto de sectores aprovechen las oportunidades de la transición energética.

Sean edificios más eficientes que mejoran la calidad de vida y reducen gastos energéticos, ciudades que racionalizan el uso del coche para ser más seguras, menos ruidosas y con aire más limpio, industrias que ahorran costes operativos y ganan en competitividad a través de inversiones en eficiencia…
Conseguir que todos los sectores empresariales, todos los ámbitos de la administración y, en definitiva, el conjunto de la sociedad, vea el papel que puede jugar en la transición energética, es el gran reto.

2.¿Qué papel crees que juega el autoconsumo en la descentralización de la producción energética?

I.G: Es clave. Importa quién genera la energía. La energía es necesaria para vivir en nuestras casas, trabajos, desplazarnos y cómo se genera importa, y quién la distribuya y quién la venda importa… Por eso, aunque las energías renovables aumenten en el mix energético de nuestro país y en otros países, el mix energético no puede cambiar a costa de grandes plantas de generación. Se necesita un cambio, y ese cambio viene de la mano del autoconsumo, de empoderar a las personas, de generar su propia energía, de conocer la energía. Solo de esta manera las personas conseguirán una transición energética real.

J.G: El autoconsumo juega un papel fundamental en la generación distribuida, siendo uno de los principales pilares del nuevo modelo energético y una de las cuestiones en que más hemos podido profundizar en el último año. Las instalaciones de autoconsumo generan energía allí donde hay demanda, y por tanto está asociada a la misma, lo que implica necesariamente la descentralización de la producción. Ofrece el potencial de llevar la generación eléctrica a las ciudades y la industria, que hasta ahora habían sido, sobre todo, grandes sumideros energéticos. Igualmente el autoconsumo juega un papel fundamental en el empoderamiento del consumidor, permitiéndole participar de forma activa en la elección de sus fuentes de energía, en la gestión de su demanda, y en definitiva en ser pieza clave en la transición energética hacia la descarbonización de la economía en general y del sector energético en particular.

3. Teniendo en cuenta el marco regulatorio actual, ¿qué cambios crees que son más necesarios y urgentes de cara a encaminarnos hacia la transición energética?

I.G: Tener un marco regulatorio estable, es fundamental para fomentar las inversiones en estas tecnologías. Por otro lado, reducir las trabas administrativas para las instalaciones pequeñas y permitir que las personas puedan verter la energía generada recibiendo remuneración o compartir con sus vecinos y vecinas la energía, que las adminsitraciones y grandes empresas eléctricas dejen que existan PROSUMIDORES reales.

J.G: De acuerdo con la Declaración de Emergencia Climática realizada por el gobierno recientemente, la Ley de cambio climático y transición energética es uno de los paquetes normativos más importantes, que se presentará a las Cortes dentro de los primeros 100 días de gobierno. Nos permite dar un marco legal al planteamiento estratégico de energía y clima desarrollado en esta última etapa, y el objetivo es intentar concertar un amplio consenso parlamentario que demuestre que el compromiso contra la crisis climática no es solo de gobierno, sino de país.

Como medidas específicas urgentes, están también la realización de unas subastas que se ajusten a las mejores prácticas internacionales y sean capaces de trasladar a los ciudadanos el menor coste que ya suponen algunas de las tecnologías de generación eléctrica renovable, así como asegurar que los permisos de acceso y conexión a la red eléctrica corresponden a proyectos reales y no a otros intereses espurios. En todo caso, tenemos por delante la trasposición de todo el paquete legislativo europeo en energía y clima, que nos permitirá hablar de agregación de la demanda y almacenamiento, redes inteligentes, comunidades energéticas locales…

4.¿Qué papel crees que deberían tener los organismos públicos y el gobierno en el impulso de la transición energética?

I.G: Como he dicho anteriormente: marco regulatorio estable, ser ejemplo fomentando autoconsumo en sus propios edificios y reducir las trabas administrativas.

J.G: La Vicepresidenta Ribera lo explicaba muy bien: todos los actores, todos los sectores, deben contribuir a la transición energética, pero es el Gobierno quien tiene la capacidad de desarrollar el marco normativo y orientar el conjunto de las actuaciones para que lleguen a buen puerto. Por otra parte, el IDAE, como organismo para la ejecución de la política energética, tiene un papel central tanto en interlocución con los distintos sectores para identificar las necesidades y retos que vayan surgiendo en el proceso de transición, como en demostrar nuevas tecnologías o nuevos planteamientos para que éstos puedan despegar en España. Los primeros parques eólicos o grandes intervenciones de eficiencia energética del país, por ejemplo, se desarrollaron en gran medida gracias al papel de IDAE. Ahora nos toca recuperar ese papel de inversor, de impulsor, en áreas que están a la vanguardia en transición energética: desde participación ciudadana en el ámbito energético, a nuevos modelos de gestión de la demanda, o el impulso de distintas tecnologías de almacenamiento para integrar de forma efectiva el enorme desarrollo renovable que se espera.

Pero la Administración puede hacer mucho más. Tenemos ayuntamientos que están abriendo oficinas de información energética para aquellos ciudadanos que estén pensando en apostar por el autoconsumo o la movilidad eléctrica, Comunidades Autónomas que ayudan a las PYMES a apostar por la eficiencia energética… El potencial de medidas de impulso y apoyo desde los distintos ámbitos es enorme.

Por otro lado, los organismos públicos debemos incorporar de forma inequívoca en nuestro propio funcionamiento aquellas medidas de transición energética que estén a nuestro alcance, como compra de electricidad 100% renovable, desarrollo de un parque móvil eléctrico, eficiencia energética en los edificios…

5. Teniendo en cuenta la realidad y las circunstancias que nos rodean, ¿cuál crees que será la situación energética de España y Europa a diez años vista?

I.G: Creo que el autoconsumo es imparable en Europa es una realidad, y la existencia de los prosumiroes y darán un salto hacia las redes inteligentes, almacenamiento y gestión inteligente de la energía. En el caso de España que hemos entrado más tarde que el resto todavía tenemos mucho camino que recorrer en esta primera fase de que el autoconsumo sea una realidad al igual que el prosumidor.

J.G: Precisamente en el último año hemos venido haciendo ese trabajo de proyectar la realidad energética de España y Europa a diez años vista, en la elaboración de los Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima a 2030. En esos planes, la ambición de unos y otros países de la Unión Europea varía mucho, y creo que debe enorgullecernos la valoración que la Comisión Europea ha hecho del borrador de nuestro Plan, no solo por el nivel de ambición, sino por el detalle de las medidas para llevarlo a cabo.

En el caso de España, la apuesta es por un 42% de energía renovable en 2030, con un 74% de la generación eléctrica renovable. Esto requerirá de unas redes más digitalizadas y de mayores capacidades de almacenamiento (el PNIEC contempla 6GW de nueva capacidad de almacenamiento para 2030). Pero además, se prevén unos costes energéticos más baratos que en un escenario tendencial, una industria más competitiva si ha sabido anticiparse a las nuevas demandas, y una importante reducción de la dependencia energética exterior, reforzando también la balanza comercial del país.

En todo caso, estoy convencido de que el avance tecnológico y la creciente sensibilización de la sociedad nos llevarán más lejos, al menos en alguno de los aspectos de la transición energética, de lo que hayamos podido imaginar.